Fecha de Fundación: 2 de Febrero de 1540
Nombre de los Fundadores: Ruy Vanegas, Melchor Suer de Nava y Martín Amoroto
Reseña Histórica:
Las tierras del actual municipio de Supía estuvieron habitadas hasta la llegada de los europeos por una tribu principal, los Sopías, y varias familias en las que estos se dividían. Los Sopías hacían parte del llamado País de los Ansermas. Su división era la siguiente. En La Vega del río estaba la tribu Sopía; en las estribaciones del cerro Tacón, la familia de los Chirimías; en la parte suroriental del municipio, la familia de los Muchilones, y en la parte suroccidental los Pirsas, Cañamomos y Lomaprietas.
Las costumbres de todos estos conglomerados, son las mismas de los Ansermas. Sin embargo, tomemos a Pedro Cieza de León, quien nos dice: “La gente de esta provincia es dispuesta, belicosa, diferente de las pasadas. Tiene a todas partes este valle montañas muy bravas y pasa un espacioso río por medio de él. Y otros muchos arroyos y fuentes, donde hacen sal, cosa de admiración y hazañosa de oír. De ellos y otras muchas que hay en la provincia hablaré adelante cuando el discurso de la obra nos diere lugar.
Los señores y caciques tienen casas muy grandes y a las puertas de las puestas unas cañas gordas de las de estas partes, que parecen pequeñas vigas; encima de ellas tienen puestas muchas cabezas de sus enemigos. Cuando van a la guerra, con agudos cuchillos de pedernal, o de unos juncos de cortezas o cáscaras de cañas, cortan las cabezas a los que prenden. Y otros dan muertes tenebrosas cortándoles algunos miembros según su costumbre, a los cuales comen luego, poniendo las cabezas como he dicho, en lo alto de las cañas. Entre estas cañas tienen puestas algunas tablas, donde esculpen la figura del demonio, muy fiera, de manera humana, y otros ídolos y figuras de gatos, en quien adoran.
“Cuando tienen necesidad de agua o sol para cultivar sus tierras, piden (según dicen los mismos indios naturales) ayuda a estos dioses. Hablan con el demonio los que para esta religión están señalados, y son grandes agoreros y hechiceros, y miden en prodigios y señales y guardan supersticiones las que el demonio les manda: Tanto es el poder que ha tenido sobre aquellos indios, permitiéndolo Dios Nuestro Señor por sus pecados y por otra causa que él sabe. Decían las lenguas cuando entramos con el licenciado Juan de Vadillo, la primera vez que los descubrimos, que el principal señor de ellos, que había por nombre Cauromá, tenía muchos ídolos de aquellos, que parecían de palo, de oro finísimo, y afirmaban que había tanta abundancia de este metal, que de un río sacaba este señor la cantidad que quería. La tierra es de mucha comida, fértil para dar maíz y las raíces que ellos siembran. Arboles de fruta casi no hay ninguno, y si los hay son pocos. A las espaldas de ellas, hacia la parte oriente está una provincia que se llama Cartama (Marmato).
Los Esclavos: En el año de 1.674, se habla de “Los Herederos de las cuadrillas de negros de la Vega de Supía, quienes piden permiso al cabildo de Anserma para trabajar las arenas del río Cauca”. El asentamiento de los negros de Guamal, que aún existe, data de 1.749, cuando don simón Pablo Moreno de la Cruz, teniente general de Gobernador y Justicia Mayor de su Majestad, compra a doña Josefa de Borja y Franco, viuda del Maestre de Campo don Nicolás Becerra, un derecho de mina en la Vega de Supía hasta el Salado que llaman, más veinticinco (25) piezas de esclavos chicos y grandes, un platanar de tierras propias, con su casa, herramientas y además aperos de dicha mina en la cantidad de 6.612 patacones. Las dos anotaciones anteriores son las primeras referencias a los esclavos en Supía. De todas maneras desde muy reciente la fundación, se utilizaron esclavos para el trabajo en las minas. La estabilización ya como comunidad, es pues de 1.749.
Declaración de Independencia: Este municipio es el único del Gran Caldas, que tiene presencia en los inicios de la gesta de Independencia. Su acto de rebeldía ocurrió el 28 de noviembre de 1.813, cuando en la casa del sacerdote Joaquín de Velarde, un grupo de notables declaran dejar de pertenecer a la Gobernación de Popayán dominada por los españoles, y se anexan a Antioquia que acababa de declarar su independencia. El secretario del esta junta fue el Prócer antioqueño Liborio Mejía. La declaración está suscrita por Francisco Gervasio de Lemus, José María Gutiérrez, Pedro García y el mismo sacerdote Velarde.
Mestizaje: La mayor fusión de razas en lo que ahora es el departamento de Caldas, debió de darse en Supía dada la presencia del indio, la posterior llegada del negro asentado en forma definitiva en su suelo y la permanencia por siglo y medio de europeos diferentes del español. Entre estas familias que dejaron amplia descendencia, contamos: Rischter, Branch, Eastman, De la Roche, Gartner, Henker.